Dentro del ámbito escolar, como de cualquier otro, existe un grupo amplio de personas que consume drogas : “Sustancias o preparados medicamentosos de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno” según el diccionario. Es decir, aquellos productos que el ser humano ha aprendido a preparar e ingerir con un objetivo distinto a la nutrición de su organismo: la modificación intencional de sus emociones y comportamientos. Definidas así las drogas, deberemos convenir que su uso está ampliamente extendido a nuestro alrededor. La mayoría de la población consume con cierta frecuencia distintas sustancias con el fin de despertarse, relajarse, o desinhibirse.
Más allá de las motivaciones individuales que subyacen a este comportamiento, es inevitable enmarcar el fenómeno del consumo de drogas dentro de un contexto social. Y desde este enfoque, la distinción más obvia es la existente entre drogas legales y drogas ilegales. Esta clasificación, fundada en razones históricas y culturales, discrimina con claridad entre las drogas de mayor y menor consumo en nuestra sociedad. Las sustancias psicoactivas aceptadas en nuestra legislación son, con mucha diferencia, las más usadas. De hecho, además del habitual y omnipresente consumo de cafeína y el recientemente mas regulado de nicotina, el consumo de alcohol es un comportamiento claramente mayoritario en la sociedad.
Es lógico suponer, que las personas que componen la comunidad estudiantil no sean muy diferentes en sus usos de drogas que el resto de miembros de la sociedad a la que pertenecen. En los últimos años se han empezado a aportar algunos datos al respecto. , en el marco de colaboración con la Dirección General de Adicciones de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social, se ha diseñado y se está realizando de una encuesta sobre el consumo de drogas entre sus estudiantes.
Entre las sustancias estudiadas en estas investigaciones, merecen mención especial los fármacos tranquilizantes e hipnóticos. En primer lugar, por su especial consideración social, que escapa a la simple clasificación de sustancias legales o ilegales, ya que son las circunstancias de su obtención (prescritos por un profesional sanitario, o no ), las que marcan su estatus dentro de la legislación actual. En segundo lugar, por los diferentes datos obtenidos en las poblaciones estudiadas en estas investigacionestrar el patrón de consumo adecuado a sus necesidades y motivaciones, sin tener que sufrir consecuencias negativas de importancia. No obstante, es incuestionable que su consumo bajo diversas circunstancias relacionadas con el consumidor, la propia sustancia, o determinados factores situacionales donde se realiza el consumo, conlleva daños y perjuicios, que pueden llegar a ser tremendamente elevados. El coste personal y colectivo, en términos sanitarios, sociales y económicos, de los problemas asociados al consumo de alcohol y otras drogas es prácticamente incalculable.
Más allá de las motivaciones individuales que subyacen a este comportamiento, es inevitable enmarcar el fenómeno del consumo de drogas dentro de un contexto social. Y desde este enfoque, la distinción más obvia es la existente entre drogas legales y drogas ilegales. Esta clasificación, fundada en razones históricas y culturales, discrimina con claridad entre las drogas de mayor y menor consumo en nuestra sociedad. Las sustancias psicoactivas aceptadas en nuestra legislación son, con mucha diferencia, las más usadas. De hecho, además del habitual y omnipresente consumo de cafeína y el recientemente mas regulado de nicotina, el consumo de alcohol es un comportamiento claramente mayoritario en la sociedad.
Es lógico suponer, que las personas que componen la comunidad estudiantil no sean muy diferentes en sus usos de drogas que el resto de miembros de la sociedad a la que pertenecen. En los últimos años se han empezado a aportar algunos datos al respecto. , en el marco de colaboración con la Dirección General de Adicciones de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social, se ha diseñado y se está realizando de una encuesta sobre el consumo de drogas entre sus estudiantes.
Entre las sustancias estudiadas en estas investigaciones, merecen mención especial los fármacos tranquilizantes e hipnóticos. En primer lugar, por su especial consideración social, que escapa a la simple clasificación de sustancias legales o ilegales, ya que son las circunstancias de su obtención (prescritos por un profesional sanitario, o no ), las que marcan su estatus dentro de la legislación actual. En segundo lugar, por los diferentes datos obtenidos en las poblaciones estudiadas en estas investigacionestrar el patrón de consumo adecuado a sus necesidades y motivaciones, sin tener que sufrir consecuencias negativas de importancia. No obstante, es incuestionable que su consumo bajo diversas circunstancias relacionadas con el consumidor, la propia sustancia, o determinados factores situacionales donde se realiza el consumo, conlleva daños y perjuicios, que pueden llegar a ser tremendamente elevados. El coste personal y colectivo, en términos sanitarios, sociales y económicos, de los problemas asociados al consumo de alcohol y otras drogas es prácticamente incalculable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario